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Artículo de opinión de Martín Garrido Melero

A. INTRODUCCION El manuscrito MS 408 de la Biblioteca Beinecke (Universidad de Yale) se considera el libro más misterioso de todos, llamado el Santo Grial de la criptografía histórica. En diciembre de 2015 la Editorial Gil de Siloé consiguió los derechos en exclusiva para la elaboración de un facsímil que fue presentado públicamente el día 10 de diciembre de 2017. Sólo unos meses después un ejemplar de este libro llegó a Altafulla de manos de Pablo Molinero, coeditor de la Editorial agraciada, y amigo de hace muchos años, para su presentación.

El material del libro es vitela, es decir, piel de animal no nato, piel de un cordero o de una ternera no nacida. Debió tener originalmente no menos de 262 páginas, 37.919 palabras con 25 letras o caracteres distintos. Las miniaturas han sido clasificadas en varios grupos: botánica en la que aparecen plantas que pueden tener correlación con conocidas pero la mayoría son de origen incierto, astronómica o astrológica, biológica consistentes en mujeres desnudas bañándose en piscinas, farmacología, edificios singulares.

Se encuentra escrito de izquierda a derecha por una mano que parece entender lo que está escribiendo y que escribe con fluidez.

Los investigadores desconocen no sólo el idioma sino también la temática de este libro. ¿Se trata de un tratado sobre botánica? ¿Es un libro sobre alquimia o sobre medicina? ¿Es un libro sobre la cábala? ¿O simplemente no es nada y todo es un puro engaño?

Incluso la autoría del libro ha dado lugar a tesis en algún caso estrambóticas. Se ha atribuido al monje franciscano del siglo XIII Roger Bacon, a Leonardo da Vinci porque parece escrito por una persona zurda, o al arquitecto Filareto de mediados del siglo XV por ciertas coincidencias entre una miniatura y uno de los edificios por él proyectado.

B. INTERPRETACIÓN.

El libro siempre ha atraído a todos sus poseedores y propietarios que han intentado descubrir su significado. Ya en principios de este siglo lo intentó el profesor Newbold, que quedó enloquecido; y después diversos expertos en técnicas de descifrados de códigos militares de la segunda guerra mundial, que igualmente fracasaron, como William Friedman que fue el descubridor del código cifrado japonés.

Los autores especializados entienden que hay tres posibilidades de interpretación del texto.

La primera tesis es que se trata de un texto completamente inventado que no tiene correspondencia con ningún idioma conocido o desaparecido, es decir, que en el fondo se trata de un engaño o de una broma. El autor inicial del engaño pudo ser alguno de los poseedores de este libro o alguna persona que estuvo en contacto con el mismo, incluso su propietario más conocido (Wilfrid Wojnicz o Voynich). Gordon Rugg, profesor de Psicología de la Universidad de Reading ha mantenido recientemente esta teoría (2000), aunque parece difícil de justificar dada la datación del libro y los posibles falsificadores que vivieron mucho después.

La segunda tesis es que se trata de un texto codificado que es posible descifrarlo averiguando la clave. La ley de Zipf mantiene que en las lenguas humanas la palabra más utilizada lo es el doble que la siguiente, el triple que la tercera y así sucesivamente. El MS 408 cumple esta regla, con lo que parece que debe descartarse la tesis que se trataba de una falsificación para engañar a sus primeros propietarios y en especial al Emperador del Sacro Imperio Germánico Rodolfo II, nieto del Emperador Carlos I de España y V de Alemania

La tercera tesis es que corresponde a un lenguaje no escrito ya desaparecido, un dialecto o incluso una jerga privada utilizada por un gremio de artesanos.

Incluso se han avanzado teorías extraterrestres. Jacques Bergier (1971) sostenía que el autor del libro poseía unos conocimientos extraordinariamente avanzados y peligrosos para el momento en que se escribió, que solo podía tenerse por personas que han estado en contacto con extraterrestres.

C. PROPIETARIOS Y POSEEDORES DEL LIBRO. Varias personas han estado en contacto con el libro o pueden haber tenido relación con el mismos y han intentado descifrarlo.

Rodolfo II de Bohemia (1552-1612), que fue el primero del que tenemos constancia que fue su propietario;  Jacobus Horcickoy de Tepenecz, especialista en hierbas medicinales y médico de Rodolfo II, cuya firma parece que consta en el libro;  el bibliotecario imperial  Georgius Barschius, que fue un oscuro alquimista que vivió en Praga y que se puso en contacto con Kircher, que había escrito un diccionario etíope y que pretendía haber descifrado los jeroglíficos, pero no llegaron a un acuerdo;  Johannes Marcus Marci, rector de la Universidad de Praga, que intentó igualmente que lo tradujera el jesuita Athanasius Kircher, que debió tenerlo hasta el año 1680, en que pasó al Collegio Romano y de aquí al monasterio donde fue adquirido por Voynich.

No sabemos con claridad de quien adquirió el manuscrito Rodolofo II, pero pudo ser de un matemático y astrólogo de Isabel I llamado John Dee, que residió en Bohemia durante varios años y que tenía una gran colección de libros de Roger Bacon, quien a su vez estaba relacionado con otro gran alquimista y adivinador llamado Edwar Kelley que había sido condenado en Inglaterra por falsificación de libros. Algunos autores habían mantenido que bien uno u otro “inventaron” el libro para engañar a Rodolfo II.

El manuscrito es conocido popularmente con el nombre de Códice Voynich, nombre del coleccionista polaco que lo encontró en 1912 en una biblioteca de la Villa Mondragone en un monasterio cercano a Roma. A su muerte pasó a su esposa, de ésta un marchante de libros que, al no encontrar comprador, lo donó a la Universidad de Yale, que es donde actualmente se encuentra.

La historia del letón Voynich es también asombrosa. Licenciado en química y farmacología por la Universidad e San Petersburgo se unió a los nacionalistas polacos y fue sentenciado a prisión en Varsovia donde pasó varios años. En algún momento, vio por la ventana de su celda una mujer vestida de negro que le llamó poderosamente la atención. Sólo algunos años después encontró por casualidad a esa mujer en el Reino Unido, la reconoció inmediatamente, y contrajo matrimonio con ella. A su muerte, su esposa adquirió los derechos sobre el códice.

Ante el peligro de la primera guerra mundial, Voynich y su esposa marchan a Nueva York y abren en 1914 una tienda de libros antiguos Ya entonces y en pocos años se había convertido en un coleccionista y buscador de libros antiguos. Voynich estaba convencido que el autor del libro debía ser como inicialmente se había pensado el monje franciscano Roger Bacon y redirigió a diversos expertos para confirmar su opinión. No obstante, también se ha afirmado que Voynich sabía que dicha autoría era falsa pero prefirió ocultar este dato para dar un mayor valor al libro.

D. ÚLTIMOS INTENTOS DE DATACIÓN Y LOCALIZACIÓN. La prueba del Carbono 14 ha señalado que el manuscrito debió ser escrito entre los años 1404 y 1438 según estudios realizados por investigadores de la Universidad de Arizona con una alta fiabilidad, debiendo ser escrito en el Norte de Italia en una zona próxima a Milán y Venecia (2009).

Investigadores de la Universidad estatal de Delaware (2014) recientemente han señalado que el manuscrito podría ser mesoamericano por la coincidencia de algunas plantas con ejemplares existentes en México.

Investigadores de inteligencia artificial de la Universidad de Alberta sometieron el manuscrito a la comparación con cuatrocientos idiomas conocidos llegaron a la conclusión que estaba escrito en hebrero antiguo, pero con lenguaje cifrado (2018), aunque esta tesis ha sido puesta en duda por los lingüistas expertos y también por especialistas en computación.

Stephan Bax de la Universidad de Berdfoirshire mantiene haber descifrado 14 símbolos de los miles que contiene el libro. Gerard Cheshire de la Universidad de Bristol (2019) considera que se encuentra escrito en una lengua anterior a las romances, de las que derivarían el español, el portugués, el italiano o el francés, que era utilizada pero que no se escribía, y que fue redactado por monjas dominicas para la Reina María de Aragón, quien se casó en 1415 con Alfonso el Magnánimo y escrito en la isla de Isquia. Lisa Fagin Ddavis, directora de la Medievan Academy escribe que esta tesis no es más que una “tontería ambiciosa” y que el lenguaje proto-romance no es un concepto admitido por los lingüistas.

Seguimos, por lo tanto, sin saber cuál es el significado de este libro y si la grafía corresponde o no a un idioma desparecido u oculto. ¿Lo descubriremos alguna vez?