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Entrevista realizada por Òscar Ramírez Dolcet

Hablar de igualdad de oportunidades es muy importante, pero lo es todavía más creer en ella y llevarla a la realidad. Las personas con capacidades diversas tienen su espacio en nuestra sociedad y no tiene que traducirse en un espacio secundario, residual o que acabe etiquetando a nadie. La Casa de Carlota es una agencia-estudio de diseño que tiene, como elemento diferenciador, la integración en su plantilla de trabajadores y colaboradores a personas con discapacidades. En esta agencia hay creativos con síndrome de down y otros, por ejemplo, diagnosticados de autismo. Ellos se han unido al resto del equipo para sumar y aportar. Los responsables de la Casa de Carlota defienden su apuesta matizando que estas personas, en otras empresas no tendrían un lugar de trabajo y en parte de la sociedad no conseguirían vivir con una cierta normalidad. El resultado obtenido por ellos es evidente y se traduce en la realización de campañas para grandes marcas comerciales, administraciones y muchos premios o reconocimientos de los cuales son protagonistas “todos” los integrantes del equipo.

Vamos a conocer más a fondo la Casa de Carlota conversando con Joan Teixidó, Director Creativo de esta agencia de la cual podréis descubrir mucho más en su web.

Joan Teixidó con Quim Jané creativo con sindrome de down

Joan, vuestro estudio de diseño nace en 2013. ¿Qué os mueve en aquel momento a marcar la diferencia y crear este proyecto donde la diversidad es básica?

La idea fue de José María Batalla. Él, como yo y tantísimos creativos publicitarios, nos hemos pasado la vida buscando de donde sacar nuevas ideas. Una época fueron los directores de arte argentinos, otra el diseño suizo, profesionales de otros sectores… A nadie se le había ocurrido que hay personas que piensan siempre diferente. Personas con autismo, síndrome de Down o esquizofrenia que quizá tenían mucho que aportar.
Y así es, mucho no, muchísimo.

¿Conocíais casos parecidos al vuestro? ¿Cómo organizasteis la empresa a partir del momento en que la fundáis?

La verdad es que parecidos de verdad no. Ni conocíamos, ni conocemos.
 Hay experiencias fascinantes por el mundo. El creative growth art center en California o el Die Schulumpers de Hamburgo, por nombrar un par, pero son iniciativas dirigidas a descubrir y potenciar el art brut, puro arte. Y lo hacen de forma admirable. Nosotros somos un estudio de diseño profesional, con clientes, briefings y objetivos que cumplir. Aunque también tenemos una parte dedicada exclusivamente al arte.

A partir de la fundación, ¿Qué perfil de gente, de trabajadores o colaboradores buscáis?

Para resumir y no aburrir, se podría decir que el equipo creativo es un triángulo, formado por creativos y diseñadores profesionales, por un lado, estudiantes universitarios de último curso de diseño, por otro, y personas con autismo, síndrome de Down o esquizofrenia, en el otro.
Esos son nuestros tres perfiles y obviamente intentamos tener a las y los mejores en los tres.

Foto de parte del equipo de la Casa de Carlota

Imagino que vosotros no partís de la base que en vuestro estudio no hay personas con discapacidad. Desde este punto de partida, ¿Cómo decidís qué espacio o lugar de trabajo ocupa cada una de las personas que se consideran “diversas”?

Sinceramente, intentamos que cada persona ocupe el espacio en el que mejor encaje, es donde más rendirá. Es uno de nuestros éxitos, fijarnos en las capacidades y no en las discapacidades de las personas. Yo soy bajito y llevo gafas, no creo que nadie lo haya tenido en cuenta a la hora de darme o no trabajo.
Si alguien dibuja, pinta o escribe de manera interesante y original, con talento, qué más da si tiene síndrome de down, miopía o los pies planos.

¿Cuáles fueron los inputs que recibisteis inicialmente de vuestros clientes? ¿os preguntaban? ¿lo explicabais como tarjeta de presentación y elemento diferenciador?

Es parte fundamental de nuestra propuesta creativa y la que más curiosidad despierta. 
Y, por supuesto, todos los clientes conocen nuestro método y nuestro equipo desde antes de empezar cualquier trabajo. Hay que pensar que nuestro diseño tiene una cierta personalidad, una manera de hacer. El cliente no ha de saber lo que se va a encontrar, pero sí lo que seguro que no se va a encontrar.

Espacio de trabajo de la agencia

Vosotros os definís como un modelo de negocio diferente y un estudio de diseño raro, pero tremendamente innovador. ¿hasta qué punto podemos considerarlo raro o, debemos considerarlo así?

Si por raro se entiende poco común o escaso, somos raros, muy raros. Imagino que, por eso en parte, la ONU nos invitó a NY hace dos años.
Si raro tiene alguna connotación negativa, entonces espero que no. No hay que olvidar que la diferencia, en creatividad, no es suficiente, pero si imprescindible. En nuestro sector la diferencia es un valor añadido.

La nuestra es una sociedad que entiende bien aquello que quiere, que se moderniza a nivel tecnológico. Pero… ¿se moderniza igual desde el concepto de la diversidad y la aceptación social?

Se moderniza, pero desgraciadamente no igual de rápido. A pesar de que se están dando pasos muy importantes, como casi todo cambio social necesita de la educación y eso no pasa nunca de la noche a la mañana.

¿Creéis que realmente la gente entiende que la diversidad debe ser la nueva normalidad?

Realmente aún no. Pero para que la mayoría normalice algo nuevo, hace falta primero que lo normalice una minoría. Pienso que normalizar es la palabra y también pienso que esa minoría, es cada vez mayor.

Josep Maria Batalla, fundador de la Casa de Carlota, con dos de sus colaboradores

Con el tiempo, habéis abierto diversas delegaciones del estudio en otras ciudades. ¿Lo consideráis parte del éxito previsible por abarcar una normalidad que otras muchas empresas no abordan o fruto de un trabajo común de todo el equipo?

Si, en Medellín, Sao Paulo, Sevilla, Madrid y Lima.
Quiero pensar que es un poco gracias a las dos cosas. A que somos muy diferentes al resto y a que el trabajo de todo el equipo nos hace competitivos y una oferta interesante en el mercado. No ya por quienes seamos, sino por lo que hacemos. Por la calidad del trabajo.

En el ámbito laboral, siendo como sois referentes, ¿qué se le debe decir al conjunto empresarial que todavía piensa que las diversidades no suman?

Que lo pruebe y saque conclusiones. Que cuando seleccione a personas para su equipo, se fije en lo que son buenos, en sus capacidades y no en sus discapacidades. Y que valore, además, todo lo que algunas personas y colectivos pueden aportar a su empresa, en términos humanos, sociales y de transformación.