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Article d’opinió de Judith Mata-Ferrer

Las expectativas de las películas de Marvel son cada vez más grandes a medida que se estrenan películas o series. ¿Con qué nuevo elemento nos va a sorprender esta vez? “Spiderman: Cruzando el multiverso” no ha sido menos y esta entrega abre muchas puertas hacia nuevas realidades que dan mucho juego narrativo para las siguientes aventuras del superhéroe.

La saga de Spiderman empieza a tener un gran peso narrativo dentro del universo Marvel. Empezó con la reencarnación de tres actores diferentes, luego la aparición de todos en una misma película y ahora llegan los eventos canónicos y toda una colección de Spiderman de millares de universos.

A pesar de que no se trata una película con un final cerrado y con una aventura de principio a fin, sus dos horas y media de metraje nos muestran lo que está por venir y no sobra ni un solo minuto de información. Se muestra un universo completamente nuevo que va a tener consecuencias en, seguramente, todas las siguientes entregas de la productora.

Hay que hacer mención a la originalidad del argumento. Las películas de superhéroes tienen una base narrativa muy marcada y van a tener casi siempre el mismo esquema argumentativo, un malo contra un bueno que luchan entre sí. Sin embargo, esta vez, se presentan muchas más variables y los buenos pueden tener diferentes puntos de vista que los enfrenta entre ellos, sin ser del todo buenos ni malos. Además, entra en juego la moralidad, muy típico también de las aventuras de superhéroes, y que comprometen cada vez más a los personajes y las consecuencias de sus acciones. No se puede negar el heroísmo de Spiderman, y esta vez, como en otras películas, falta ver qué efectos tiene Miles Morales en el complejo Multiverso.

El final mantiene al espectador pegado a la pantalla y el director sabe jugar muy bien con él. Los “planting” y los “pay off’s” de la película están colocados de manera milimétrica para no dejar de sorprender al espectador hasta los créditos finales. Los últimos veinte minutos son la conclusión perfecta para las dos horas que preceden el film y abren el hilo narrativo de la siguiente entrega que, parece, va a ser mucho más interesante que las dos anteriores, sin duda, con el cliffhanger de un Miles Morales villano frente al Miles Morales Spiderman.

Dejando de lado la historia, la técnica es tan importante como la historia. La animación en este caso, de un estilo muy marcado y único, acompaña a la narrativa y a la identidad de los personajes. Los colores, el estilo de dibujo y los diferentes elementos de tipo cómic crean un estilo que mete al espectador dentro de la historia, de su contexto y de la realidad de los personajes. Así como la música y las expresiones que usan los personajes nos meten de lleno en el ambiente del film.

Pero hay una razón por la que esta película considero que es sumamente importante. Por primera vez hay una gran multiculturalidad en el film y son los personajes principales quienes la protagonizan. El único que se podría considerar como un “hombre blanco de clase media/ privilegiada” es el villano. En todo el bloque de “los buenos de la película” no existe otro perfil como este. Los dos Spiderman protagonistas son un chico puertorriqueño, hijo de migrantes, y una chica. Todos los demás Spiderman son de nacionalidades muy diversas, India, Sud-América e incluso aparece una Spiderman con hijab. Puede parecer un pequeño detalle por parte de la productora, pero significa mucho dentro del cine mainstream y de una industria donde dominan los personajes de hombres blancos.

Este film no solo ha sido un cambio en todo el universo de Marvel, con nuevos personajes y conceptos que, seguro, aparecerán en todas las nuevas entregas, sino que ha sido un paso más hacia una misión social que necesitaba el apoyo de grandes productoras como Marvel y Sony. Se han abierto muchas puertas en muchos sentidos y, esperemos que, una vez abiertas, ya no tengan que volver a cerrarse.